REPCE Red Plurinacional

La política general y no explicitada de las grandes corporaciones de tecnología informática, información y comunicaciones, ello con la complicidad voluntaria o involuntaria de la mayoría de los gobiernos nacionales, y un respaldo pasivo de buena parte de la población usuaria de sus productos y servicios, fue la de transformar precisamente a esa población usuaria en "población de ensayo". Un ejemplo dramático es el sistema 5G NSA. Sin tener probada su inocuidad, e incluir la tecnología 4G ya cuestionada por sus efectos térmicos y no térmicos sobre la salud y el ambiente, ya está plenamente operativa en algunos países (por ejemplo Uruguay en América del Sur) y con intenciones corporativas de instalarse en la mayor cantidad posible de naciones.
Pero este sistema no solo funciona a nivel de la superficie terrestre, sino que también actúa con la apoyatura prevista de 12.000 satélites que orbitarán alrededor de la Tierra. Es tal la impunidad de esos sistemas corporativos, y de sus asociaciones con gobiernos nacionales poderosos, que ninguna comunidad terrestre pudo condicionar ese despliegue de satélites a Evaluaciones de Impacto Ambiental con Audiencias Públicas obligatorias. Al igual que en la mayor parte de las decisiones tomadas sobre los despliegues nacionales de los sistemas de telefonía celular 3G y 4G, el debate público estuvo ausente.
Fue precisamente en el marco de las realidades que describimos antes, y frente a la inacción crónica de los organismos del Estado para proteger la salud y el ambiente, que nosotros decidimos crear la Red Plurinacional sobre Contaminación Electromagnética, la REPCE.
Nuestro propósito es que la REPCE actúe como una plataforma sólida, científicamente solvente y comprometida para que los grupos en lucha puedan encontrar aquí orientación, información, contactos técnicos y puentes con otros grupos de Argentina y demás países.
Consideramos que las ciudadanas, ciudadanos y familias que defienden sus derechos a un ambiente sano, libre de contaminantes y sostenible deben unirse y apoyarse mutuamente.
Como decía don Atahualpa Yupanqui, "una gota de agua, con ser poca, con otra se hace aguacero". Cada uno de nosotros somos esa gota. Unidos somos esa lluvia. Como vienen repitiendo tantas hermanas y hermanos de Argentina y otros países: "Somos la tempestad ante el autoritarismo. Somos la calma que dialoga. Somos luchadoras y luchadores pacíficos. Somos la voz de nuestras niñas y niños. Somos la voz de quienes todavía no han nacido. Somos el rugido benévolo que rompe el silencio de la complicidad".